16/03/2012

Adiós a las Azores


Tara deja Horta. V.Hilaire/Tara Expéditions

Este jueves Tara vuelve al Atlántico abierto después de un zigzagueo de casi veinticuatro horas en el laberinto del archipiélago portugués. Y el viernes dejamos a nuestro babor la isla de São Miguel, la última en esta dirección, y su capital, Punta Delgada.

Estos pocos días en estas islas han sido realmente agradables. Las Azores ofrecen todo lo que uno podría querer. Eso hace la diferencia entre una escala regular y una escala muy buena.

En la isla de Faial, nos hemos percatado del origen y tamaño de la índole volcánica de las islas. La "caldeira" en el centro de Faial es de verdad espectacular. Su cráter se eleva a 1043 metros y tiene una circunferencia de seis kilómetros. Desde el lado sur, es impresionante la vista de sus riscos abruptos a veces ocultos en las nubes que desembocan en un llano en el fondo del cráter. Algunos charcos de agua añaden un colorido evocador de las sabanas africanas.

También luce majestuoso el sitio del faro de Canto, parcialmente sepultado por la lava de una de las múltiples erupciones posteriores al nacimiento de la isla. Se eleva sobre el océano Atlántico y sus tablas rocosas rompen con brutalidad el oleaje de fondo de un denso azul.

Es un lugar verde, cubierto de praderas que dominan el océano. Un pedazo de Macizo Central parido por el relieve montañoso del piso del Atlántico medio. A unos pocos kilómetros de Horta uno pasea en medio de vacas y caballos pastando. Los pueblos son rurales. El visitante se codea con personajes y escenas dignos de la Francia profunda. La gente es disponible, amable, curiosa y viene espontáneamente al encuentro de los visitantes. En resumen, todo es fácil y los precios asequibles alientan el entusiasmo del extranjero de paso.

Abastecernos deja de ser un castigo: la mitad del costo de la Bermudas por el doble de productos. Nuestro chef, Julien Girardot, sonríe al terminar sus compras. Le vienen ideas de menús mejorados. Empezó ayer por una carne asada, salsa de queso azul y gratinado de patatas.

Anoche hemos bordeado la Ilha do Pico, Sao Jorge y más tarde Sao Miguel, en un mar que parecía un lago. Este leg arranca bajo un sol radiante y sin un soplo de viento, y por ello, con motores. Las noches son tranquilas y dulces. La primera estación científica de dos días está prevista para el domingo. Hoy, primera reunión científica animada por Eric Karsenti, director de Tara Oceans. Los dos ingenieros oceanógrafos, Sarah Searson y Marc Picheral están comprobando todos los equipos. Tara se desliza sobre un plano liso delicadamente arrugado por el oleaje profundo venido de norte, escoltado por algunos delfines. Pero ya es hora de bajar de nuestra nube de las Azores, todavía flotando encima de la más grande de las “caldeiras”, el océano.

Vincent Hilaire