15/08/2013

Frente a una pared de hielo


Tara en el hielo. A.Deniaud/Tara Expéditions
El estrecho de Vilkitsky está bloqueado. Es el tema recurrente de las conversaciones a bordo desde hace cuatro días, confirmado por los mapas del hielo. Tara no puede cruzar el paso del Noreste en los próximos días. Debemos ser pacientes, disfrutar del viento que nos regala una bella navegación con velas, y adaptar el programa científico. Frente a esta pared de hielo, navegamos en la incertidumbre.
 
"El rompehielos ha pedido al carguero que él iba escoltar, de esperar una semana más." Según las fuentes de Sergei Pisarev, hasta los barcos más grandes deben esperar. En el estrecho de Vilkitsky, entre el Mar de Kara y el mar de Laptev, los bloques de hielo todavía miden tres metros de espesor. Sólo un rompehielos nuclear ruso puede pasar, pero hay probabilidades de que el hielo vuelva a cerrarse detrás de él, paralizando cualquier barco que intente seguirlo. "El hombre piensa que puede controlar todo, pero en el Ártico, la naturaleza todavía nos muestra que ella tiene el mando" comenta Diana Ruiz Pino, veterana de campañas oceanográficas polares.

En 2011, tras el paso del petrolero Vladimir Tikhonov, el barco más grande que haya pasado del Atlántico al Pacífico por la ruta del Norte, otros veintiséis barcos han cruzado también el mismo  año; La ruta marítima del Norte parecía entonces definitivamente abierta. Confortados por los datos sobre el calentamiento global, los armadores y propietarios ya imaginaban abaratar sus costos en el trayecto Rotterdam-Tokio: 23300 kilómetros por Canal de Panamá, 21100 kms por el Canal de Suez, y sólo 14100 kms por el Paso del Noreste; Un menor consumo de combustible, menos gravámenes, y menos riesgos de piratería en el Golfo de Adén.

Pero parece que el Ártico no ha dicho su última palabra. El Cabo Tchelyouskine está todavía preso del hielo, así que debemos esperar. Incluso es permitido regocijarse de la situación: tal vez los osos polares vayan ganado así unos años más de paz.

El legendario Paso del Noreste aún no se ha convertido en una autopista marítima. Es el sueco Adolf Erik Nordenskiöld quien fue el primer navegador en conectar el Atlántico con el Pacífico por la costa de Siberia, en julio de 1879. A bordo del  Vega, en julio de 1878, él y su tripulación se habían quedado atrapados diez meses de invierno en territorio de los Tchoukotes antes de poder cruzar. Habrá luego que esperar cuarenta años para que se dé una segunda travesía, realizada por Roald Amundsen. En 1935, la expedición soviética dirigida por Otto Schmidt logra cruzar por primera vez el paso del noreste sin invernar.

Considerando esta perspectiva histórica y épica, frente a una pared de hielo, nos damos cuenta de que dar la vuelta al Círculo Ártico, en velero, en el transcurso de un solo verano, sigue siendo una hazaña.

Anna Deniaud Garcia