03/09/2013

Pevek, pronto



Mar de Siberia oriental. Anna Deniaud/Tara Expéditions
Estamos por llegar a Pevek, al extremo noreste de Siberia, este jueves por la mañana. Sera la última escala rusa de Tara Oceans Polar Circle y el final de la aventura ártica para la mitad de la tripulación. Preparando el relevo, el equipo científico aprovecha los últimos momentos en el Mar de Siberia Oriental para seguir muestreando microorganismos.

En los últimos días, el viento ha sido favorable a la goleta. Eso da espacio a las actividades científicas. Dos días antes de llegar a Pevek, se completa la tercera y última estación larga del leg Dudinka-Pevek. En la plataforma continental, con apenas unos veinte metros de profundidad, los científicos recogen un agua verde marrón cargada de sedimentos. Esta parte del Mar de Siberia Oriental se encuentra bajo la influencia de cuerpos de agua dulce procedentes de los grandes ríos siberianos. 

Pascal Hingamp, investigador del laboratorio IGS y científico en jefe de esta etapa, explica: "Yo abogue por la posición de esta última estación. Aunque el muestreo de un agua tan cargada de sedimentos sea obviamente problemático, es un muy buen terreno de caza en busca de virus gigantes, cuyo estudio es la especialidad de mi laboratorio. Los virus gigantes han sido descubiertos en 2004; Son casi del tamaño de las bacterias. Estoy ansioso por ver los resultados de la secuenciación y averiguar si mis predicciones eran correctas".

Estaciones científicas aparte, la vida a bordo sigue siendo pautada por las comidas, las tareas de  limpieza, los turnos de noche. La noche oscura ha vuelto, favoreciendo quienes duermen pero complicando la vida de los marineros. Debemos mantener la vigilancia, unos cubos de hielo siguen apareciendo. Son los últimos testigos de un mundo de hielo anclado para siempre en nuestra memoria. 

Fotos, sensaciones, recuerdos, eso es lo que nos queda de esta aventura en la región polar. "Siempre recordaré este encuentro con la osa y sus dos cachorros. Eran las cinco de la mañana en punto, yo estaba en el turno de noche con Yohann y el vio tres cabezas, allá, en un cubo de hielo, no muy lejos de Tara. El momento era sencillamente mágico", recuerda Simon Morisset. Para Céline Blanchard, la  cocinera, es el despertar al pie del acantilado de los pájaros de Tikhaya que quedará grabado: "Fue grandioso. Es excepcional ver a miles de aves en un lugar totalmente virgen". "Desde un punto de vista científico, mi mejor recuerdo es la primera estación en el borde del hielo. El agua estaba a menos de cero grados y sin embargo la vida abundaba. Había una gran cantidad de fitoplancton, un verdadero bloom planctónico" recuerda Thomas Leeuw, encargado de la producción de imágenes. Para Sergei Pisarev, es el regreso a su antigua base científica de Nagurskaya, más de veinte años después, que destaca en su memoria: "Puede parecer cursi, pero me ha conmovido volver a mi base,  ver a mis aparatos, y darme cuenta que la limpieza de la zona va por buen camino".

El Ártico nos ha acogido, caprichoso y sublime. El Ártico nos ha desvelado algunas de sus joyas y ha expuesto nuestras debilidades. Hemos tenido que ser pacientes, convivir en un espacio cerrado sin saber cuándo podríamos desembarcar. La verdadera personalidad de cada uno se ha revelado entonces, los lazos de amistad se han fortalecido. "Para mí, es ante todo un mes compartido con Margaux en la cabina. Un encuentro hermoso”, confía Diana Ruiz Pino.

Desembarcaremos en Pevek con una semana de retraso, en este extremo del mundo situado más al este que Japón. El relevo nos espera, impaciente.

Anna Deniaud Garcia