07/04/2017

Arrecifes artificiales, ciudades sumergidas


Nicolas Floch, oriundo de Bretaña, embarcó en la escala de Tokio. Él es artista plástico y docente en la Escuela Europea Superior de Arte de Bretaña. Durante un mes, en residencia a bordo, el buceará junto a los científicos para estudiar los corales.

“A los 12 años soñaba con ser marinero pescador. A los 14, salía por estaciones con ellos, en La Turballe. A los 17, dejé los estudios para irme en barcos pesqueros por un año. Luego, volví al liceo, a la universidad, y terminé un master en la Glasgow School of Art. Trabajo en escultura, en instalaciones, en fotografía y video, así como en performance.

El mar es uno de los temas horizontales que cruzan el conjunto de mi práctica. Desde 2010, desarrollo un proyecto sobre arrecifes artificiales. Un arrecife artificial es una estructura, una arquitectura de metal o de hormigón, sumergida entre 10 y 80 metros de profundidad, destinada a restaurar hábitats deteriorados o a producir biomasa.

En Japón, existen ciudades enteras sumergidas. Se estima que hay unos 20,000 sitios debajo de la superficie, y hasta decenas de miles de arrecifes por sitios, a veces con  torres que alcanzan los 35 metros de altura. Una verdadera urbanización subacuática. Estoy repertoriando estas arquitecturas y efectúo un trabajo documental en volumen gracias a la escultura.

Les reproduzco antes de ls inmersión, en los mismos materiales, pero a una escala de 1/10. Son arquitecturas que, una vez debajo del agua, se transforman y son más accesibles. Buceo sobre esas estructuras sumergidas para fotografiarlas. Este trabajo me ha permitido entender el funcionamiento de esos arrecifes artificiales, y observar sus pros y contras.

No existe un sistema ideal, pero al filo de mi observación he constatado que ellos generan biomasa y ofrecen refugios duraderos. No se debe medir su papel solo en término de hábitat. Esos arrecifes artificiales modifican las prácticas de pesca, porque no permiten el arrastre de redes profundas. La forma de pescar se debe entonces repensar: con línea, con nasas, con el uso de sistemas más amigables. Así se viene practicando una pesca más duradera. Esta modificación de práctica me interesa.

Tara es un sueño mio de años. Cuando oí mencionar a Tara Pacific, ya estaba trabajando sobre los arrecifes desde hace varios años. Se impuso una evidencia. Estoy, por consiguiente, sumamente feliz de poder unirme a la expedición. Me concentraré  aquí  en los corales. El océano es inmenso y más uno se sumerge, más mide la amplitud de temas que tratar.

Tara ofrece un acceso a este espacio merced a los intercambios con los científicos. A bordo, mi trabajo se inscribe en una lógica que inicié antes de embarcar, pero es obvio que Tara me ofrece una dimensión suplementaria. La goleta trabaja a gran escala, a la escala del planeta. Es la misma cosa para mí: aquí podré trabajar a otra escala.  

Entrevista realizada por Noëlie Pansiot         Vinculo, aqui:     Los artistas y Tara