Ballet
acuático de plástico
Los bancos
de arena que bordean la ciudad están
cubiertos de detritus: objetos desechables,
bidones de aceite, chanclas,
encendedores... En su ballet acuático, el oleaje remueve una sopa infame. Los usuarios de las
numerosas tiendas alineadas a lo largo
de la carretera, arrojan sus desechos en la lengua de arena. Los canales
cavados a lo largo de las casas para colocar la alcantarilla, acarrean cientos
de botellas vacías. Al igual que el 80% de los desechos en el mar, todas estas
botellas arrojadas al suelo seguirán el hilo del agua y terminarán en el
océano. Cada año, entre 10 y 20 millones de toneladas de desechos de todo tipo
se vierten en los océanos, de los cuales el 80% son plásticos.
Según un
informe publicado en el Journal des Sciences en 2015, el archipiélago de
Indonesia es el segundo mayor contaminador en cuanto a plástico, justo después
de China. Ubicado en el corazón del Triángulo de Coral, el territorio marítimo
de Indonesia alberga, sin embargo, el mayor nivel de biodiversidad del mundo.
Pero, ¿por cuánto tiempo?
En Sorong, los turistas cada vez más numerosos, toman el ferry para llegar a
Waisai, puerta de entrada a Raja Ampat, un famoso sitio de buceo. Desde allí,
los visitantes usan botes pequeños para alojarse frente a las aguas turquesas de las
islas de Kri y Gam. Pero las hermosas playas están también plagadas de objetos que los lugareños
no se molestan en recolectar.
Bajo el
agua, a pesar de ser el Parque Nacional Raja Ampat, la situación no es más
agradable. Los derivados de petróleo y los organismos marinos colindan en un
lugar que fue, hasta hace poco, un verdadero paraíso submarino.
Indonesia
debe lidiar con una contaminación masiva. Según el Banco Mundial, un indonesio
produce entre 0,8 g y 1 kg de residuos de plástico por año. El archipiélago cuenta 250 millones de
habitantes. En una de las últimas cumbres oceánicas mundiales celebradas en
Bali, un ministro indonesio anunció planes para reducir la contaminación marina
en un 70 por ciento los próximos ocho años. Pero en muchas islas del archipiélago,
la recolección de desechos es solo un concepto.
¿A quién
incriminar? ¿A los consumidores, al Estado, a la industria petrolera? ¿Qué
hacer para revertir la tendencia? En un
país donde los ingresos son bajos, dominan las ventas al detalle de productos
de plástico. Es toda una población que debe ser sensibilizada. Al mismo tiempo,
las autoridades públicas deben desempeñar su papel al proporcionar un servicio
eficiente de recolección y reciclaje.
Cuando las
responsabilidades son globales, algunos expertos señalan a la industria del
petróleo y su lobby. El Centro para el Derecho Ambiental Internacional (CIEL)
opina que los fabricantes de plástico han tomado conciencia de los problemas
causados por sus productos ya en la década del 1970. Pero una parte de la industria
del plástico lo continúa negando y prefiere culpar a los consumidores, obviando
el problema de la duración de vida de todos los subproductos hechos a partir de
los granulados de resina.
Hoy, se
aboga para la adopción de un tratado internacional que reduciría la crisis de
plástico. Resulta esencial restringir y
regular su impacto, a lo largo del ciclo de vida de los productos, desde la
producción hasta la contaminación del Océano.
Desde
Sorong, dos días de navegación nos llevan a Palau, en el primer sitio de
muestreo, Helen Reef. Esas 48 horas han permitido a los nuevos miembros del
equipo, embarcados en Sorong, adaptarse
a la hora local y reponerse de sus largos viajes desde los Estados Unidos,
Arabia Saudita, Francia y los Países Bajos.
Anclada en
la laguna de Helen Reef, la reserva marina más grande de Palau, la goleta es
ahora escenario de celebración navideña.
El nuevo equipo consta de 6 científicos y un artista holandés, Maarten
Stok, quien hace vibrar nuestra ballena al canto de su guitarra. Junto a
Nicolas Bin, y Samuel Audrain, Maarten forma una banda que amenizará la fiesta
de Año Nuevo. En la cocina, Marion
Lauters refina el menú del 24 de diciembre: tarta de queso; mousse de aguacate
y pescado crudo, helado de praliné hecho a bordo. Compartir, complacer al otro,
una forma de vivir la tradición de Navidad en este rincón del Pacifico.
Noëlie
Pansiot